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FDA aprueba rucaparib para cáncer de ovario con BRCA

, por Equipo del NCI

Las células con daño en el ADN inducido por tratamiento están marcadas con manchas rojas. Cuando una célula concentra suficiente daño en el ADN, se muere. Los inhibidores de PARP [enzima llamada también poli (ADP-ribosa) polimerasa] impiden que las células cancerosas reparen el daño en el ADN.

Fuente: Instituto Nacional del Cáncer

El 19 de diciembre, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) otorgó la aprobación acelerada para rucaparib (Rubraca™) para el tratamiento de algunas mujeres con cáncer avanzado de ovario.

El fármaco está aprobado para las mujeres cuyo cáncer ha evolucionado a pesar del tratamiento con dos o más quimioterapias y cuyos tumores tienen una mutación en los genes BRCA1 o  BRCA2 , identificada por una prueba complementaria de diagnóstico aprobada por la FDA. Cerca de 15 a 20 % de los cánceres de ovario albergan una mutación en BRCA.

Bloqueo de mecanismos de reparación de células cancerosas

Rucaparib es un tipo de fármaco llamado inhibidor de PARP, [enzima llamada también poli (ADP-ribosa) polimerasa]. Los inhibidores de PARP bloquean una enzima que normalmente ayuda a las células a reparar el ADN dañado. Cuando una célula concentra suficiente daño en el ADN, se muere. Las células cancerosas con mutaciones en BRCA tienen ya mecanismos defectuosos de reparación del ADN, los cuales, estudios han mostrado, las hacen especialmente sensibles a los inhibidores de PARP.

En los dos estudios en fase inicial que llevaron a la aprobación acelerada, un total de 106 mujeres con mutación en BRCA con cáncer avanzado de ovario recibieron rucaparib. Más de la mitad habían tenido una remisión completa o parcial de sus tumores durante el tratamiento. Estas respuestas de tratamiento duraron una media de poco más de 9 meses. Estudios clínicos adicionales para evaluar rucaparib en cánceres de ovario con y sin mutaciones en BRCA se están llevando a cabo.

Los efectos secundarios comunes que se observaron en mujeres que recibieron rucaparib incluyeron náuseas, fatiga, vómitos, anemia, dolor abdominal, sensaciones no acostumbradas del gusto, estreñimiento, falta de apetito, diarrea, recuentos bajos de plaquetas en la sangre y dificultad para respirar. Al igual que otros inhibidores de PARP, rucaparib conlleva también el riesgo de graves problemas de médula ósea, tales como el síndrome mielodisplásico y leucemia mieloide aguda.

Rucaparib es el segundo inhibidor de PARP aprobado para cáncer de ovario con mutación en BRCA. El primero, olaparib (Lynparza®), recibió la aprobación en 2014 para tumores de ovario que habían sido tratados con tres o más quimioterapias. Un tercer inhibidor de PARP, niraparib, ha mostrado resultados prometedores en algunos tipos de cáncer de ovario, independientemente de si los tumores tienen alteraciones en BRCA. Niraparib está siendo revisado por la FDA para una posible aprobación.

Aunque los inhibidores de PARP han sido aprobados en la actualidad para un porcentaje relativamente pequeño de pacientes con cáncer avanzado de ovario, los fármacos ofrecen a esas mujeres una importante opción de tratamiento, dijo la doctora Ursula Matulonis, directora del programa médico de oncología ginecológica del Instituto de Cáncer Dana-Farber en Boston.

Pruebas para mutaciones de BRCA

La prueba complementaria de diagnóstico para rucaparib, el análisis CDx FoundationFocus de BRCA, es la primera prueba complementaria de diagnóstico aprobada por la FDA que está basada en la próxima generación de tecnología de secuenciación. La secuenciación de próxima generación permite que el ADN de un tumor pueda ser secuenciado rápidamente en su totalidad.

Actualmente, según explicó la doctora Matulonis, la norma de atención para el cáncer de ovario incluye hacer pruebas a mujeres recién diagnosticadas en cuanto a mutaciones heredadas de estirpe germinal, de BRCA, las cuales representan casi 80 % de los tumores de ovario con una mutación en BRCA. Las pruebas para mutaciones en BRCA germinal no requieren tecnología de secuenciación de próxima generación.

Se han llevado a cabo pruebas de estirpe germinal por varias razones, dijo la doctora Matulonis. Determina si las pacientes pueden ser candidatas para un inhibidor de PARP. Y puede también proveer información para ayudar a los miembros de la familia de la paciente a decidir si quieren someterse también a pruebas de mutación de BRCA.

Las pruebas que usan secuenciación de próxima generación pueden encontrar los casos más raros de tumores de ovario con BRCA mutante causados por mutaciones no heredadas de mutación somática— que surjan en el transcurso de la vida de una persona, según explicó la doctora Matulonis.

Sin embargo, debido al elevado costo de las pruebas de próxima generación— y al hecho de que las mujeres a menudo terminan pagando ellas mismas esas pruebas porque las compañías de seguros son reacias a hacerlo, la doctora Matulonis dijo que no espera que se ofrezca la secuenciación de próxima generación inmediatamente como parte de la atención normal para todas las mujeres recién diagnosticadas con cáncer de ovario.

Pero si una mujer sin una mutación germinal de BRCA pidiera específicamente la prueba de secuenciación de próxima generación para ver si ella podría ser todavía una candidata para el tratamiento con el inhibidor de PARP, "yo lo pensaría," dijo la doctora Matulonis. “En el futuro, las pruebas de detección somática de BRCA pueden no ser necesarias si la indicación de inhibidores de PARP se extiende a todas las mujeres con un alto grado de cáncer de ovario seroso", añadió ella.

Se necesita investigación adicional para responder a muchas preguntas pendientes acerca del uso de inhibidores de PARP en mujeres con cáncer de ovario, continuó la doctora Matulonis, como si, cambiar a otro inhibidor de PARP una vez que un tumor evoluciona, aportaría algún beneficio.

Ella y otros investigadores están también llevando a cabo estudios clínicos de inhibidores de PARP en combinación con terapias dirigidas, tales como los inhibidores de la angiogénesis y fármacos que se dirigen a las proteínas de choque térmico, "para ver si podemos ampliar su uso más allá de los cánceres con defectos definitivos [para reparar el ADN]", concluyó ella.

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