Nota: En esta sección, se resume la evidencia científica publicada sobre la detección de este tipo de cáncer. En el resto del resumen, se describe la evidencia con más detalle.
También están disponibles otros resúmenes del PDQ relacionados: Prevención del cáncer de endometrio, Tratamiento del cáncer de endometrio y Tratamiento del sarcoma uterino.
No hay evidencia de que la detección con ultrasonografía (por ejemplo, ecografía endovaginal o ecografía transvaginal) reduzca la mortalidad por cáncer de endometrio. La mayoría de los casos de cáncer de endometrio (85 %) se diagnostican en estadio temprano debido a que los síntomas y las tasas de supervivencia son altas.
Con base en evidencia sólida, los exámenes de detección para mujeres asintomáticas conducirán a biopsias adicionales innecesarias debido a los resultados positivos falsos de las pruebas. Los riesgos relacionados con los resultados positivos falsos de las pruebas incluyen ansiedad y complicaciones de las biopsias.
No hay suficiente evidencia que indique que la detección con muestreo endometrial (es decir, biopsia) reduzca la mortalidad por cáncer de endometrio. La mayoría de los casos de cáncer de endometrio (85 %) se diagnostica en estadio temprano debido a que los síntomas y las tasas de supervivencia son altas.
Con base en evidencia sólida, la biopsia de endometrio puede provocar incomodidad, hemorragia, infecciones y, con poca frecuencia, perforación del útero.
El cáncer de endometrio es el cáncer ginecológico invasivo más común en las mujeres de los Estados Unidos; el número estimado de casos nuevos previstos para 2024 es de 67 880 y el número estimado de mujeres que morirán por la enfermedad durante el mismo año es de 13 250.[1] El cáncer de endometrio es principalmente una enfermedad de mujeres posmenopáusicas con una media de edad de 60 años en el momento del diagnóstico.[2] La incidencia de cáncer de endometrio ajustada por edad en los Estados Unidos aumentó desde mitad de la década de 1960 hasta 1975 y luego disminuyó de 1975 a 1980, con un aumento pasajero de la incidencia entre 1973 y 1978, que se relacionó con la terapia estrogénica, también conocida como terapia con hormonas.[3] No hubo ningún aumento de la mortalidad relacionado. En conformidad con las tendencias más actuales, las tasas de incidencia aumentaron cerca de un 1 % por año en las mujeres blancas y un 2 % a 3 % por año en las mujeres de los demás grupos raciales y étnicos. A partir de mediados de la década de 2000, las tasas de mortalidad por cáncer de endometrio aumentaron un 1,7 % por año.[1] La mayoría de los casos de cáncer de endometrio se diagnostican por los síntomas; aun así están en estadio temprano y exhiben tasas altas de supervivencia.
La terapia estrogénica sin oposición de terapia con progesterona es una causa de cáncer de endometrio en mujeres con útero intacto. Sin embargo, las mujeres sometidas a terapia combinada de estrógeno y progesterona (terapia hormonal) tienen un riesgo similar al de aquellas que no se someten a terapia con hormonas posmenopáusica.[4-8] La terapia con tamoxifeno también es una causa de cáncer de endometrio. Los resultados del ensayo National Surgical Adjuvant Breast and Bowel Project P-1 indican la duplicación del riesgo de cáncer de endometrio relacionado con una tasa anual de 2,30 por 1000 mujeres que toman tamoxifeno comparada con 0,91 por 1000 mujeres que toman placebo; el aumento del riesgo se observa principalmente en mujeres posmenopáusicas.[9]
Además del aumento del riesgo de cáncer de endometrio que se observa en mujeres sometidas a terapia estrogénica o de tamoxifeno sin oposición, se identificó un número adicional de factores de riesgo: la mayoría parecen relacionarse con efectos estrogénicos. Entre estos factores se incluyen obesidad, régimen alimentario con contenido alto de grasas y factores relacionados con la reproducción tales como la nuliparidad, el síndrome de ovario poliquístico, la menarquia precoz y la menopausia tardía. El síndrome de cáncer de colon colorrectal sin poliposis hereditario (CCSPH) se relaciona con un aumento marcado de riesgo de cáncer de endometrio en comparación con las mujeres de la población general. Entre las mujeres portadoras de CCSPH, se calcula que la incidencia acumulada de cáncer de endometrio oscila entre el 20 % y el 60 % a los 70 años de edad (para obtener más información en inglés, consultar Genetics of Colorectal Cancer).[10-12] Este riesgo parece diferir ligeramente de acuerdo con la mutación de la línea germinal; para las portadoras de la mutación de MLH1, el riesgo de por vida a los 70 años es del 25 %, mientras que las portadoras de la mutación de MSH2 tienen un riesgo de por vida del 35 % al 40 % de cáncer de endometrio a los 70 años. La edad promedio de diagnóstico de las portadoras de mutaciones de MLH1 o MSH2 es de 47 años en comparación con 60 años para las formas no hereditarias del cáncer de endometrio.[13] El pronóstico y la supervivencia son similares en las formas de cáncer de endometrio relacionadas con CCSPH y las no hereditarias.[14]
Hay grandes diferencias entre las mujeres negras y blancas en los estadios del cáncer de endometrio en el momento de la detección y la supervivencia posterior. Aunque la incidencia de cáncer de endometrio es menor en las mujeres negras, la mortalidad es más alta. El Instituto Nacional del Cáncer inició el Black/White Cancer Survival Study [15] y llegó a la conclusión de que un grado más alto y características histológicas más malignas parecen relacionarse con un exceso de riesgo de enfermedad en estadio avanzado en las mujeres negras. Es difícil separar los efectos que las características biológicas y el nivel socioeconómico pueden tener sobre las tasas de supervivencia más bajas de las mujeres afroamericanas con cáncer de endometrio. La evidencia indica que los ingresos más bajos se relacionan con enfermedad en estadio avanzado, menores probabilidades de someterse a una histerectomía y tasas de supervivencia más bajas.[16] Sin embargo, otros afirman que no hay ninguna diferencia racial entre mujeres negras y blancas en el intervalo de los síntomas informados por las pacientes en la consulta médica inicial; por ello, es poco probable que la demora de la paciente después de la aparición de los síntomas pueda explicar gran parte del exceso de enfermedad en estadio avanzado que se encuentra en mujeres negras.[17] Se necesita más investigación para entender por qué las mujeres negras tienden a tener un diagnóstico de una enfermedad más maligna y tienen mayores probabilidades de morir que las mujeres blancas a pesar de su menor incidencia de cáncer de endometrio.
La medición del espesor endometrial (EE) con ecografía transvaginal (ETV) y muestreo de endometrio con el examen citológico se propusieron como posibles modalidades de detección del cáncer de endometrio. La prueba de Papanicolaou (Pap), que se utiliza con éxito para la detección del cáncer de cuello uterino, es demasiado insensible como técnica para detectar el cáncer de endometrio;[1] aunque, de vez en cuando, permite identificar fortuitamente anomalías endometriales, tales como el cáncer de endometrio.
No se ha evaluado el efecto en la mortalidad por cáncer de endometrio del empleo rutinario de los exámenes de detección de este cáncer en mujeres asintomáticas.[2,3] Aunque es posible identificar los grupos de riesgo alto, no se ha evaluado el beneficio de los exámenes de detección en la reducción de la mortalidad por cáncer de endometrio en estos grupos de riesgo alto. El uso de los mismos puntos de corte para definir un EE anormal en mujeres asintomáticas [4] que en mujeres sintomáticas,[5] conduciría a un gran número de resultados positivos falsos y un mayor número de remisiones innecesarias para evaluaciones citológicas. Las recomendaciones publicadas para la realización de exámenes de detección a ciertos grupos de mujeres con riesgo alto de carcinoma de endometrio se basan en la opinión sobre un presunto beneficio.[6]
La ETV se utiliza como una herramienta de diagnóstico para evaluar a las mujeres sintomáticas con hemorragia vaginal. En las mujeres con hemorragia uterina posmenopáusica y cáncer, el 96 % presentará un EE anormal (>6 mm). La especificidad varía según las mujeres hayan usado terapia con hormonas. Entre aquellas que no la usaron, la especificidad fue del 92 %.[5] Se ha realizado mucho menos trabajo para evaluar la precisión de la ETV en mujeres asintomáticas. Si se utiliza el mismo valor de corte de EE en mujeres asintomáticas, los positivos falsos serán muy altos; esto producirá un valor pronóstico positivo muy bajo.[4] En ningún estudio se ha evaluado la eficacia de la detección con ETV para reducir la mortalidad por cáncer de endometrio.
Un grupo de investigadores utilizó la dilatación y curetaje (D&C) como método de referencia para evaluar la medición del EE con ETV como un factor de predicción del cáncer de endometrio en mujeres que notifican metrorragia posmenopáusica (MPM) (terapia con estrógeno-progestina [terapia con hormonas] y quienes no la usan). De las 339 participantes, 39 (11,5 %) recibieron diagnóstico de cáncer de endometrio (4 tenían un EE de 5 a 7 mm y 35 tenían un EE >8 mm) según un examen histopatológico llevado a cabo con curetaje. No se detectaron cánceres en mujeres con un EE menor de 4 mm. Con un valor de corte de 4 mm, la ETV tuvo un 100 % de sensibilidad y un 60 % de especificidad.[7] En esta población, un 46 % (156) de las mujeres tenía un EE mayor de 4 mm.
Se llevó a cabo una comparación de ETV y aspiración endometrial en mujeres posmenopáusicas asintomáticas potencialmente aptas para un ensayo de prevención de la osteoporosis [8] como parte de la determinación de elegibilidad para la aleatorización. Se realizó una ETV a 1926 mujeres. De ellas, 93 mujeres tenían un EE mayor de 6 mm. De las 93 mujeres con un EE anormal, 42 se sometió a la aspiración endometrial y en un caso se encontraron alteraciones patológicas (definidas como adenocarcinoma o hiperplasia atípica). De las 1833 mujeres con EE de 6 mm o menos, 1750 se sometieron a aspiración endometrial y 5 de estas presentaron una biopsia patológica anormal. En esta población de mujeres posmenopáusicas asintomáticas, se calculó que la sensibilidad de una ETV con un umbral de 6 mm fue del 17 % y del 33 % para un umbral de 5 mm.
En un estudio, se evaluó la utilidad de la ETV en una cohorte de mujeres posmenopáusicas asintomáticas que recibían terapia con hormonas. Mediante el análisis de las participantes del Postmenopausal Estrogen and Progestin Interventions Trial sometidas tanto a ETV como a biopsia de endometrio, se determinaron la sensibilidad, la especificidad, el valor pronóstico de un resultado positivo y el valor pronóstico de un resultado negativo de las mujeres que recibieron placebo, estrógeno solo y terapia de estrógeno y progestina. Cuando se usó un umbral de 5 mm para el EE, la ETV tuvo un 90 % de sensibilidad y un 48 % de especificidad. Con el uso de este umbral, más de la mitad de las mujeres se someterían a biopsia, aunque solo el 4 % de ellas presentaría una enfermedad grave.[9]
En otro estudio, se obtuvieron muestras de biopsias endometriales de 801 mujeres perimenopáusicas y posmenopáusicas asintomáticas antes de su inscripción en un estudio de terapia con hormonas. De los especímenes, un 75 % de las muestras contenía suficiente tejido para el diagnóstico. En estas mujeres, se diagnosticó un caso de cáncer de endometrio, lo que demuestra la poca eficacia de los exámenes de detección en mujeres asintomáticas y la dificultad del acceso a la cavidad endometrial.[10]
Aunque la ETV se puede utilizar para evaluar las características patológicas endometriales asintomáticas y ocultas, la técnica no ha sido evaluada como método de detección para reducir la mortalidad en mujeres asintomáticas.
El tamoxifeno se usa ampliamente como parte de la terapia adyuvante para el cáncer de mama y como quimioprevención para mujeres con un aumento de riesgo de cáncer de mama. Además de los efectos protectores para el cáncer de mama, los efectos biológicos y endocrinos del tamoxifeno aumentan el riesgo de las pacientes de presentar afecciones endometriales, incluso pólipos endometriales, hiperplasia endometrial y carcinoma de endometrio.
Hay interés en tratar de reducir la morbilidad por cáncer de endometrio mediante la detección temprana y ha habido interés en el uso de la ecografía endovaginal como método para detectar el cáncer de endometrio.
En un estudio prospectivo de observación de 304 mujeres que utilizaron tamoxifeno por más de 6 años, estas se sometieron a una ecografía endovaginal anual; todas las mujeres con hallazgos ecográficos anormales y las mujeres sintomáticas con hemorragia se sometieron a una biopsia endometrial. Treinta y dos por ciento de los exámenes ecográficos se relacionaron con anomalías uterinas importantes para las que fueron necesarias más investigaciones y tratamientos médicos o quirúrgicos. Sin embargo, la mayoría de las anomalías (80 %) eran pólipos benignos para los que no se necesitaba tratamiento. Se detectaron seis casos de cáncer de endometrio primario y todos los casos presentaban hemorragia irregular. La sensibilidad de la ecografía fue solo del 63,3 %, con una especificidad del 60,4 % y un valor pronóstico de un resultado positivo bajo de cáncer de solo el 1 %.[11]
Se señalaron resultados similares en otros informes. La vigilancia mediante ecografía de rutina en mujeres asintomáticas que reciben tamoxifeno no es útil debido a su especificidad baja y a su valor pronóstico de un resultado positivo bajo. La evaluación del endometrio en mujeres que toman tamoxifeno se debe limitar a las mujeres sintomáticas con hemorragia vaginal.
La ecohisterografía (hidrosonografía) es una prueba de diagnóstico para ayudar a guiar las biopsias en mujeres asintomáticas, que permite separar el espacio ocupado por lesiones endometriales de una unión endometrial-miometrial anormal. No hay evidencia de que los exámenes de detección con ecohisterografía produzcan beneficios clínicos.
En el entorno de una hemorragia uterina anormal, el muestreo endometrial ha ganado favor, en gran parte, como una alternativa a los procedimientos más invasivos, como la D&L fraccionarias. Hay varios métodos de biopsia (por ejemplo, Pipelle, Tao Brush y Uterine Explora Curette) para identificar una anomalía endometrial. Aunque el muestreo endometrial ha sustituido en gran medida la D&L como primera opción para evaluar a las mujeres con hemorragia, los problemas de acceso a la cavidad endometrial y los errores de muestreo limitan la importancia clínica de un resultado negativo. En el ensayo Arimidex, Tamoxifen, Alone or in Combination, 36 % de las biopsias carecían de tejido suficiente para el diagnóstico. En un metanálisis de MPM, se notificó que el 91 % (intervalo de confianza [IC] 95 %, 87–93 %) de las mujeres con cáncer de endometrio informaron tener MPM. Sin embargo, entre las mujeres con MPM, solo el 9 % (IC 95 %, 8–11 %) fueron diagnosticadas con cáncer de endometrio. Este informe tiene limitaciones por la falta de cálculos histológicos específicos.[12,13]
En ningún estudio se ha evaluado el uso del muestreo endometrial como examen de detección de rutina para reducir la mortalidad por cáncer de endometrio.
La histeroscopia se utiliza en el consultorio para visualizar directamente la cavidad uterina. Un grupo de investigadores señaló que la histeroscopia no es tan útil en la detección de cáncer de endometrio como la biopsia o la DyC.[14] No se ha evaluado como herramienta de detección.[15]
No hay evidencia que indique que las detección para mujeres antes o después de la terapia de estrógeno y progestina, que también se conoce como terapia con hormonas, reduzca la mortalidad por cáncer de endometrio.[1,2] De esta forma, las mujeres que reciben terapia con hormonas se deben someter inmediatamente a una evaluación diagnóstica de hemorragia anormal. Aunque las mujeres que utilizan determinados regímenes hormonales tienen un aumento del riesgo de cáncer de endometrio, la mayoría de las mujeres que presentan cáncer tendrán hemorragia vaginal. No hay evidencia de que los exámenes de detección para estas mujeres disminuyan la mortalidad por cáncer de endometrio.
El riesgo de por vida de cáncer de endometrio para mujeres con cáncer colorrectal sin poliposis hereditario (CCSPH) y para mujeres con un riesgo alto de CCSPH es hasta del 60 %. Estos casos se diagnostican, a menudo, en la quinta década de vida, de 10 a 20 años antes que los casos esporádicos.[3-7] Sobre la base de evidencia limitada, pareciera que la supervivencia a 5 años en mujeres con CCSPH con diagnóstico de cáncer de endometrio es similar a la de los casos no hereditarios de la población general.[8] Debido a que el riesgo de cáncer de endometrio es tan alto entre estas mujeres, las directrices internacionales indican vigilancia ginecológica que incluya ecografía transvaginal anual con biopsia endometrial para las mujeres de 25 a 35 años.[9,10] Las American Cancer Society Cancer Detection Guidelines más recientes (actualizadas en enero de 2005) recomiendan exámenes de detección anual con biopsia endometrial comenzando a los 35 años.[11]
El riesgo de cáncer de endometrio se incrementa en mujeres que reciben tratamiento con tamoxifeno y es aún mayor en el subgrupo de mujeres con antecedentes de terapia con estrógeno.[12] Más allá de un examen ginecológico de rutina que produzca algún antecedente de hemorragia anormal, se recomienda que los estudios y procedimientos para detectar una enfermedad endometrial en mujeres que toman tamoxifeno queden a discreción del ginecólogo personal.[13] Por lo común, hay anomalías endometriales en las mujeres que toman tamoxifeno; en particular, en los exámenes de detección con ecografía endovaginal con resultados positivos falsos. Más importante aún, se deberá evaluar completamente cualquier hemorragia uterina anormal.
Los cánceres de endometrio que se presentan en mujeres tratadas con tamoxifeno son muy similares a aquellos que se presentan en la población general en términos de estadio, grado y características histológicas.[14-16] El pronóstico es bueno y no se ve afectado por la detección temprana.[17]
No se publicaron estudios que evalúen el efecto de las modalidades de detección de cáncer de endometrio en la mortalidad de mujeres que toman tamoxifeno para tratar o prevenir el cáncer de mama.
Una ecografía anormal, por lo general, requiere más investigación, incluso una biopsia endometrial (muestreo). Hay evidencia sólida que indica que el muestreo endometrial puede provocar incomodidad, hemorragia, infecciones y, con escasa frecuencia, perforación del útero. En un estudio diseñado para evaluar la eficacia, la aceptación de la paciente y la eficacia en función del costo de la biopsia a ciegas, la histeroscopia con biopsia y la ecografía, realizado con 683 mujeres con hemorragia vaginal, se notificó que se produjeron episodios menores, como malestar e incomodidad, en el 16 % de las mujeres sometidas a histeroscopia con biopsia y en el 10 % de las mujeres sometidas a una biopsia a ciegas.[1] Un grupo de investigadores estudió 13 600 procedimientos de histeroscopia de diagnóstico y quirúrgicos; encontraron una tasa más baja de complicaciones de los procedimientos de diagnóstico (0,13 %) en comparación con los procedimientos quirúrgicos (0,28 %).[2] Los riesgos relacionados con resultados positivos falsos incluyen ansiedad, así como más pruebas de diagnóstico y cirugías. Los cánceres de endometrio se pueden pasar por alto en el muestreo endometrial y la ecografía.
Los resúmenes del PDQ con información sobre el cáncer se revisan con regularidad y se actualizan a medida que se obtiene nueva información. Esta sección describe los cambios más recientes introducidos en este resumen a partir de la fecha arriba indicada.
Se actualizaron las estadísticas con el número estimado de casos nuevos y defunciones para 2024 (se citó a la American Cancer Society como referencia 1). También se revisó el texto para indicar que, en conformidad con las tendencias más actuales, las tasas de incidencia aumentaron cerca de un 1 % por año en las mujeres blancas y un 2 % a 3 % por año en las mujeres de los demás grupos raciales y étnicos. A partir de mediados de la década de 2000, las tasas de mortalidad por cáncer de endometrio aumentaron un 1,7 % por año.
El Consejo editorial del PDQ sobre los exámenes de detección y la prevención es responsable de la redacción y actualización de este resumen y mantiene independencia editorial respecto del NCI. El resumen refleja una revisión independiente de la bibliografía médica y no representa las políticas del NCI ni de los NIH. Para obtener más información sobre las políticas relativas a los resúmenes y la función de los consejos editoriales del PDQ responsables de su actualización, consultar Información sobre este resumen del PDQ e Información del PDQ® sobre el cáncer dirigida a profesionales de la salud.
Este resumen de información del PDQ sobre el cáncer dirigido a profesionales de la salud proporciona información integral revisada por expertos y basada en la evidencia sobre exámenes de detección del cáncer de endometrio. El objetivo es servir como fuente de información y ayuda para los profesionales clínicos durante la atención de pacientes. No ofrece pautas ni recomendaciones formales para tomar decisiones relacionadas con la atención sanitaria.
El Consejo editorial del PDQ sobre los exámenes de detección y la prevención, que mantiene independencia editorial respecto del Instituto Nacional del Cáncer (NCI), revisa este resumen de manera periódica y, en caso necesario, lo actualiza. Este resumen es el resultado de una revisión bibliográfica independiente y no constituye una declaración de política del NCI ni de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).
Cada mes, los integrantes de este consejo revisan los artículos publicados recientemente para determinar lo siguiente:
Los cambios en los resúmenes se deciden mediante consenso de los integrantes del consejo después de evaluar la solidez de la evidencia de los artículos publicados y determinar la forma de incorporar el artículo en el resumen.
Cualquier comentario o pregunta sobre el contenido de este resumen se debe enviar al Servicio de Información de Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer. Por favor, no enviar preguntas o comentarios directamente a los integrantes del consejo, ya que no responderán consultas de manera individual.
Algunas de las referencias bibliográficas de este resumen se acompañan del nivel de evidencia. El propósito de esto es ayudar al lector a evaluar la solidez de la evidencia que respalda el uso de ciertas intervenciones o abordajes. El Consejo editorial del PDQ sobre los exámenes de detección y la prevención emplea un sistema de jerarquización formal para asignar los niveles de evidencia científica.
PDQ (Physician Data Query) es una marca registrada. Se autoriza el uso del texto de los documentos del PDQ; sin embargo, no se podrá identificar como un resumen de información sobre cáncer del PDQ del NCI, salvo que el resumen se reproduzca en su totalidad y se actualice de manera periódica. Por otra parte, se permitirá que un autor escriba una oración como “En el resumen del PDQ del NCI de información sobre la prevención del cáncer de mama se describen, de manera concisa, los siguientes riesgos: [incluir fragmento del resumen]”.
Se sugiere citar la referencia bibliográfica de este resumen del PDQ de la siguiente forma:
PDQ® sobre los exámenes de detección y la prevención. PDQ Exámenes de detección del cáncer de endometrio. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <MM/DD/YYYY>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/uterino/pro/deteccion-endometrio-pdq. Fecha de acceso: <MM/DD/YYYY>.
Las imágenes en este resumen se reproducen con autorización del autor, el artista o la editorial para uso exclusivo en los resúmenes del PDQ. La utilización de las imágenes fuera del PDQ requiere la autorización del propietario, que el Instituto Nacional del Cáncer no puede otorgar. Para obtener más información sobre el uso de las ilustraciones de este resumen o de otras imágenes relacionadas con el cáncer, consultar Visuals Online, una colección de más de 2000 imágenes científicas.
La información en estos resúmenes no se debe utilizar para justificar decisiones sobre reembolsos de seguros. Para obtener más información sobre la cobertura de seguros, consultar la página Manejo de la atención del cáncer en Cancer.gov/espanol.
Para obtener más información sobre las opciones para comunicarse con el NCI, incluso la dirección de correo electrónico, el número telefónico o el chat, consultar la página del Servicio de Información de Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer.