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Pacientes con cáncer avanzado pueden beneficiarse al hablar de su pronóstico con sus médicos

, por Equipo del NCI

El oncólogo, doctor Anthony L. Back, un experto nacional en comunicaciones entre doctor y paciente, habla con una de sus pacientes acerca de lo que ella quisiera saber de su pronóstico.

Fuente: Instituto Nacional del Cáncer

Los pacientes con cáncer avanzado que hablan de su pronóstico con sus médicos tuvieron expectaciones más realistas acerca de su esperanza de vida que los pacientes que no tuvieron tales conversaciones, según un estudio nuevo. Además, estas conversaciones no dañaron el bienestar emocional de los pacientes ni comprometieron sus relaciones con los doctores.

El estudio mostró también que los pacientes que tuvieron conversaciones acerca de su pronóstico con sus médicos tuvieron más probabilidad de planificar su tratamiento al final de la vida y preferir cuidados de conforto más que tratamientos agresivos durante las últimas etapas de vida que otros pacientes.

Los resultados aparecieron el 5 de octubre en el Journal of Clinical Oncology.

Estudios previos habían sugerido que la mayoría de los pacientes con cáncer quieren alguna información de pronóstico, como saber si sus cánceres son curables. Pero hay menos investigación de si los pacientes con cánceres avanzados quieren con frecuencia estimaciones especificas de expectación de vida y de cómo estos detalles puedan afectar a los pacientes.

Para explorar estas preguntas, la doctora Holly Prigerson, de Weill Cornell Medicine y sus colegas estudiaron a 590 pacientes con cáncer metastático que habían recibido al menos una ronda de quimioterapia paliativa.

Los participantes completaron una entrevista de base y se les siguió hasta sus muertes (o hasta el final del estudio). Además de reportar en las conversaciones sobre el pronóstico y su interés en información acerca de por cuánto tiempo vivirían, los pacientes estimaron sus propias expectaciones de vida. Ellos respondieron también a preguntas sobre sus relaciones con sus médicos, sus grados de angustia, si habían completado sus instrucciones por adelantado, y preferencias de tratamiento al final de la vida.

Un análisis de los resultados reveló una discrepancia grande entre lo que los pacientes en el estudio querían que se les dijera sobre pronóstico y lo que ellos recordaban que les habían dicho.  71% de los pacientes dijeron que querían información acerca de sus expectaciones de vida, pero menos de 18% habían recibido una estimación de su pronóstico de un médico.

“El hecho de que la gran mayoría de los pacientes de cáncer que están por morir digan que quieren saber su pronóstico parece sorprendentemente valiente”, dijo la doctora Prigerson. “Desanima también que menos de 18% de los pacientes notificaron que sus oncólogos les dijeron cuánto tiempo les quedaba de vida”.

Muchos pacientes en el estudio estaban “notablemente optimistas” de lo mucho que tenían por vivir, como se notificó anteriormente. Los nuevos resultados sugieren que conversaciones entre médicos y pacientes sobre el pronóstico pueden ayudar a corregir estas percepciones erróneas sin causar tristeza y ansiedad en los pacientes, según los autores del estudio.

“No hubo un decaimiento emocional por las conversaciones sobre el pronóstico entre el médico y el paciente”, indicó la doctora Prigerson.  Sin embargo, ella añadió que “los proveedores de atención de salud con frecuencia son reacios a comunicar noticias tristes, como lo haría cualquier persona”.

Puede haber otras razones por las que los médicos evitan discutir el pronóstico con pacientes que están muriendo, incluso la dificultad de formular estimaciones exactas de supervivencia y la incertidumbre de si los pacientes quisieran conocer estas estimaciones, anotaron los autores del estudio.

Los nuevos descubrimientos sugieren que, a pesar de la dificultad en tener estas conversaciones, muchos pacientes pueden beneficiarse de estar al tanto con más frecuencia del pronóstico, especialmente como forma de planificar para el futuro. “Anima que los pacientes que notificaron una apertura por parte de sus oncólogos tuvieron más probabilidad de completar una orden de no reanimar (DNR) y querer cuidados de conforto”, dijo la doctora Prigerson.

El estudio tuvo algunas limitaciones. Las respuestas sometidas por los mismos pacientes pueden estar sujetas a sesgos de memoria, por ejemplo, y las asociaciones descritas en el estudio no demuestran causa y efecto, indicaron los autores.

La doctora Prigerson advirtió también que no todos los pacientes se benefician de tener información de pronóstico.

“Algunos pacientes pueden no estar listos a oír y procesar malas noticias”, explicó ella. “Y, en realidad, se puede haber provisto la información a algunos pacientes que ellos rechazan como no importante porque piensan que su futuro está en manos de Dios, no en manos de sus doctores”.

En estos casos, “se puede hacer más daño que bien si se forzara la situación”, continuó ella. “Sin embargo, en un estudio anterior, encontramos que más de 90% de los pacientes se beneficiaron por conocer el pronóstico, y es una minoría de pacientes quienes, por razones religiosas, psicológicas o sociales, no se benefician”

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