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Trastuzumab emtansina mejora la supervivencia en cáncer metastático de seno con HER2 que fue tratado anteriormente

, por Equipo del NCI

Célula de ratón que sobreexpresa la proteína HER2. Los cánceres de seno que sobreexpresan la HER2 son particularmente agresivos.  

Fuente: Instituto Nacional del Cáncer

Los resultados finales de dos estudios aleatorizados internacionales confirman que el trastuzumab emtansina (Kadcyla®) mejora la supervivencia en pacientes con cáncer metastático de seno que sobreexpresa la proteína HER2.

El trastuzumab emtansina, un conjugado de anticuerpo y fármaco, abreviado ordinariamente como T-DM1, mejoró la supervivencia general para mujeres y hombres con cáncer metastático de seno con HER2 que había avanzado después de tratamiento con otros fármacos que atacan la HER2.

“El T-DM1 mejora tanto la supervivencia sin avance como la supervivencia general después de muchas líneas de terapia en situación de metástasis, lo cual no se ve con frecuencia en las nuevas terapias contra el cáncer de seno”, dijo la doctora Roisin Connolly, del Centro Oncológico Kimmel de Johns Hopkins, quien no participó en el estudio. “También, es realmente bastante bien tolerado en cuanto a efectos secundarios. Apreciamos este tipo de fármacos porque los pacientes no solo viven más tiempo sino también porque pueden tener una mejor calidad de vida en comparación con otras terapias convencionales”, añadió ella.

Los resultados de los dos estudios clínicos, llamados TH3RESA y EMILIA, fueron publicados el 16 de mayo en The Lancet Oncology.

Supervivencia consistentemente superior

Los tumores que sobreexpresan la proteína HER2 representan cerca de 20 % de todos los casos de cáncer de seno, ocurren tanto en mujeres como en hombres y son particularmente agresivos. Los fármacos que atacan a la HER2, como el trastuzumab (Herceptina®), lapatinib (Tykerb®), y pertuzumab (Perjeta®) han ayudado a cerrar la brecha de la supervivencia para estos pacientes.

La mayoría de los fármacos que atacan la HER2 son anticuerpos o pequeñas moléculas que se unen a la proteína HER2 e interfieren en su función, destruyendo así las células cancerosas que dependen de HER2 para promover su crecimiento. Por el contrario, T-DM1 es un conjugado de fármaco y anticuerpo. Usa una molécula de trastuzumab como un faro autodirigido para transportar una toxina, emtansina, directamente a las células que sobreexpresan HER2. Este mecanismo de entrega tiene el objetivo de depositar la cantidad máxima de toxina que llega a las células cancerosas al mismo tiempo que se limita al mínimo el daño a las células normales.

Resultados iniciales del estudio EMILIA dirigieron a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) a aprobar el T-DM1 para pacientes que han recibido anteriormente tratamiento con quimioterapia de trastuzumab y de taxano.

El estudio EMILIA inscribió a 991 pacientes cuyo cáncer de seno había avanzado después de tratamiento tanto de trastuzumab como de taxano. Los participantes fueron asignados aleatoriamente a recibir T-DM1 o una combinación de lapatinib y el fármaco de quimioterapia capecitabina (Xeloda®).

Los resultados finales confirmaron los datos anteriores del estudio. Los pacientes que recibieron T-DM1 tuvieron una mediana general de supervivencia más larga que los pacientes del grupo de control 29,9 meses, en comparación con 25,9 meses para los tratados con lapatinib más capecitabina.

El estudio TH3RESA llevó todavía más lejos al T-DM1, explicó el doctor Ian Krop, un oncólogo del Instituto Oncológico Dana-Farber, quien dirigió el estudio. “Este fue el primer estudio grande que trató de pacientes cuyo cáncer había evolucionado con terapias dirigidas [disponibles] a la HER2 en aquel entonces, tanto trastuzumab como lapatinib", explicó él.

En el estudio TH3RESA, 602 pacientes cuyo cáncer había avanzado después de recibir ambos fármacos dirigidos a HER2 y un taxano fueron asignados aleatoriamente a recibir T-DM1 o, a elección de su médico, un tratamiento de tercera línea, el cual varió entre los centros participantes.

Una vez más, el T-DM1 resultó ser superior; los pacientes que recibieron T-DM1 tuvieron una mediana general de supervivencia de 22,7 meses, en comparación con 15,8 meses para pacientes que recibieron otra terapia de tercera línea. Esta ventaja en la supervivencia se observó aun cuando casi la mitad de los pacientes del grupo de control se pasaron a recibir T-DM1 después de que su cáncer avanzó nuevamente.

El estudio EMILIA observó también que casi una cuarta parte de los pacientes en el grupo de control se pasaron inmediatamente al T-DM1 después de que quedó claro en los análisis en el curso del estudio que los pacientes que recibían el T-DM1 vivían más tiempo.

En ambos estudios, menos efectos secundarios graves ocurrieron en pacientes que recibieron el T-DM1. Los efectos secundarios graves más comunes que se observaron en los participantes de TH3RESA que recibían el T-DM1 fueron trombocitopenia y hemorragia.

Uso de una adicción celular

Antes de estos dos estudios, “había la preocupación que se basaba en algunos estudios clínicos y de laboratorio que, después de que un cáncer había avanzado estando en terapia dirigida contra la HER2, el cáncer perdería la expresión de HER2 y, por lo tanto, se haría inmune a otras terapias que atacan la HER2”, dijo el doctor Krop. “Los datos del estudio TH3RESA mostraron que, al menos en una parte sustancial de pacientes, eso no es verdad”.

“Esa es una buena noticia porque podemos confiar en que, si se producen otras terapias dirigidas para la HER2, esos pacientes van a beneficiarse también”, continuó él.

La HER2 se ha unido al gen ALK en algunos cánceres de pulmón y al gen de fusión BCR-ABL en la leucemia mieloide crónica en la categoría de genes y proteínas de cáncer que siguen siendo buenos blancos de tratamiento aun después del avance del cáncer, explicó el doctor Krop.

“Pienso que el tema común entre todos estos blancos es que todos ellos son en realidad fuertes promotores de estos cánceres”, dijo él. “Es difícil que un cáncer pierda uno [de estos blancos]… porque son tan adictos a la señalización que procede de estas moléculas”.

Esta adicción hace que sea probable que el T-DM1 será eficaz también para pacientes de cáncer de seno que reciben pertuzumab al principio del tratamiento, explicó él. Pertuzumab, el cual no fue aprobado por la FDA cuando se efectuaba el estudio TH3RESA, forma ahora parte de la terapia de primera línea para muchos pacientes con cáncer de seno con HER2 de diagnóstico reciente.

Sin embargo, estudios clínicos en curso están examinando en la actualidad esta cuestión, “y este es claramente un campo en donde necesitamos obtener mejores datos, porque por ahora son muy limitados”, concluyó él.

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