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Cánceres de apéndice son genéticamente distintos de otros cánceres gastrointestinales, indica un estudio

, por Equipo del NCI

El apéndice está localizado en el extremo final del intestino grueso.

Fuente: © Terese Winslow

El estudio más grande realizado hasta la fecha sobre alteraciones del ADN en el cáncer de apéndice, o apendicular, indica que este cáncer poco común es distinto del cáncer colorrectal y de otros cánceres del aparato digestivo. Por otro lado, los autores del estudio informaron que las mutaciones genéticas específicas que se hallaron en los tumores podrían predecir su malignidad. 

Cuando el cáncer de apéndice no puede extraerse por completo mediante cirugía, el tratamiento convencional es administrar a los pacientes el mismo esquema quimioterapéutico que se usa para tratar el cáncer colorrectal.

Pero recientes estudios que analizaron las características moleculares de los cánceres apendiculares indican que podría ser un error abordarlos como si fueran idénticos a los cánceres gastrointestinales. El nuevo estudio confirma que el cáncer de apéndice es "muy diferente al cáncer de colon", dijo el doctor John Paul Shen, uno de los directores del estudio y especialista de posdoctorado en la Universidad de California, San Diego (UCSD).

"Es lógico pensar", continuó el doctor Shen, "que debemos formular tratamientos específicos para el cáncer de apéndice, en lugar de administrar a estos pacientes quimioterapia que fue probada en pacientes con cáncer de colon".

El estudio fue publicado en internet el 8 de agosto en la revista JCO Precision Oncology.

Un tumor no es igual a otro

El nuevo estudio analizó, en tejidos de tumores apendiculares de 703 pacientes, las secuencias de ADN de más de 300 genes asociados al cáncer; el análisis se realizó con una prueba creada por la compañía Foundation Medicine. En noviembre pasado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. aprobó la serie de pruebas genéticas de Foundation Medicine como las primeras pruebas integrales para determinar el perfil genético de tumores.  

La frecuencia de mutaciones en genes fuertemente asociados al cáncer tuvo una clara diferencia entre los cánceres apendiculares y los cánceres pancreáticos analizados en estudios anteriores, notificaron el doctor Shen y sus colegas. Por ejemplo, fue mucho menos probable que los genes TP53 y APC presentaran mutaciones en los cánceres apendiculares que en el cáncer colorrectal.

Las frecuencias de mutación fueron también diferentes entre los subtipos de cánceres apendiculares (definidos por su apariencia o histopatología). Por ejemplo, las mutaciones en el gen KRAS fueron comunes en los adenocarcinomas, que comienzan en el revestimiento del apéndice, pero fueron mucho menos frecuentes en el subtipo denominado tumor carcinoide de células caliciformes.

Perfiles de mutación asociados al pronóstico

Uno de los hallazgos más sorprendentes fue la diferencia de pronósticos entre los pacientes cuyos tumores presentaban mutaciones en el gen GNAS y los pacientes cuyos tumores tenían mutaciones en el gen TP53.

En un grupo de 76 pacientes que recibieron tratamiento en UCSD, quienes tenían mutaciones en el gen GNAS tuvieron una esperanza de vida de 10 años después del diagnóstico, mientras que los pacientes con mutaciones en el gen TP53 tuvieron una esperanza de vida de 3 años. Los pacientes cuyos tumores no presentaban ninguna mutación, tenían una esperanza de vida de 6 años.

Además, casi nunca se hallaron mutaciones en el gen GNAS en tumores que crecían y se diseminaban rápidamente (tumores de alto grado de malignidad). Los autores señalaron que este hallazgo indica que los tumores de bajo grado de malignidad con mutaciones en el gen GNAS, no se convierten en tumores de alto grado. Por el contrario, las mutaciones en el gen TP53 fueron asociadas a desenlaces desfavorables, independientemente del grado del tumor.

El doctor Shen dijo que no espera que estos datos cambien la práctica clínica aún, pero agregó, "dado que la mayoría de las veces los oncólogos tienen tan pocos datos para guiarse, en particular cuando se trata de tumores poco comunes, pienso que cualquier dato es útil".

La doctora Carmen Allegra, directora de Terapéutica de Cánceres Gastrointestinales del Programa de Evaluación de Terapias del Cáncer del NCI, comentó que es "de gran valor contar con este tipo de información" para un cáncer que no se comprende bien y es relativamente poco común. Este tipo de trabajo puede fomentar que haya más investigación y que se busquen tratamientos "específicos y mejores", dijo la doctora Alegra.

A fin de formular tratamientos más eficaces para el cáncer apendicular, el doctor Shen sugirió que los investigadores quizá deban comenzar a clasificar a estos cánceres por su tipo molecular, en lugar de considerar que todos los tumores del apéndice son un tipo único de cáncer o un tipo de cáncer colorrectal.

El doctor Shen dijo que la adición de la tipificación molecular quizá sirva también como una manera de simplificar la clasificación de tumores. Un estudio de 2017 demostró que, casi el 30 % de las veces, los patólogos asignan clasificaciones contradictorias a los tumores del cáncer de apéndice.

El bachiller en medicina y cirugía, profesor de patología Anirban Maitra, especializado en cáncer pancreático en el Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas, coincidió en que, "primero y ante todo, es absolutamente fundamental que se clasifiquen los tumores en forma correcta". El especialista agregó que, aunque la "histopatología sigue siendo el método de preferencia", la tipificación molecular es complementaria y cada vez de más ayuda para proveer "una clasificación por subtipos más refinada".

Ramificaciones y caminos futuros

Aunque el estudio ha brindado pruebas de que el análisis de menos de 10 genes puede ser muy informativo para clasificar tumores apendiculares, el estudio no descubrió "mutaciones sobre las que se puede actuar", o mutaciones en genes para las que ya hay fármacos dirigidos disponibles, señalaron los doctores Shen y Maitra.

Sin embargo, una pequeña proporción de tumores de pacientes portan una alteración denominada alta inestabilidad microsatélite (MSI-H), que puede causar que los tumores formen muchas mutaciones genéticas. Pembrolizumab (Keytruda) fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos para el tratamiento de pacientes con tumores de MSI-H, independientemente de su tipo de cáncer, y el doctor Shen indicó que esta opción de tratamiento debe considerarse para personas con cánceres de apéndice cuyos tumores son de MSI-H.

El estudio plantea otras perspectivas para realizar más investigación. Por ejemplo, el doctor Shen desearía saber si la extracción quirúrgica sola es suficiente para curar los cánceres apendiculares con mutaciones en el gen GNAS. El doctor Shen señaló también que es necesario trabajar más para saber cuál es la mejor manera de tratar cánceres avanzados de apéndice con mutaciones en el gen TP53, los cuales, dijo, deben estudiarse en forma separada de otros tumores.

Los investigadores están comenzando a elaborar modelos de líneas celulares de diferentes subtipos de cánceres apendiculares basándose en los perfiles moleculares, dijo el doctor Shen, por lo que pueden comenzar a probar terapias que podrían funcionar mejor dependiendo de cada subtipo. 

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