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YES: inspiración para una generación diversa de científicos de cáncer

, por el doctor Norman E. Sharpless y la doctora Sanya Springfield

Dominique Pablito en el laboratorio Bhaskara del Instituto Oncológico Huntsman de la Universidad de Utah.

Fuente: Foto por gentileza de Dominique Pablito

Cuando Dominique Pablito estaba en la escuela secundaria, se sacaba las notas más altas, participaba en una pasantía en el hospital y tomaba cursos universitarios por la noche. Y hacía todo esto mientras dormía en el auto por la noche porque su familia no tenía dinero para pagar una vivienda. 

Desde entonces, Dominique, que es integrante de las tribus zuñi y navajo, finalizó las pasantías en la Universidad de Harvard, y ahora está por terminar su doctorado en el Departamento de Biología Molecular, Biología Celular y Bioquímica de la Universidad Brown.

La historia extraordinaria de Dominique es un homenaje a la dedicación y al trabajo arduo. Pero ella también atribuye el éxito, en parte, a su participación en el programa del Instituto Oncológico Huntsman en la Universidad de Utah, llamado PathMaker, que le dio la oportunidad de trabajar en un laboratorio de investigación y de aprender lo que hace falta para seguir una carrera en la investigación del cáncer. 

“Estoy segura de que no estaría hoy aquí si no fuera por el programa PathMaker”, comentó. “Fue lo que me abrió las puertas al mundo de la investigación y me brindó el apoyo que necesitaba, incluso después de acabar el programa”. 

PathMaker se financia mediante una subvención que recibe el Instituto Oncológico Huntsman, como parte de una iniciativa del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) llamada Jóvenes Disfruten la Ciencia, un programa de educación sobre la investigación que se conoce como YES, por sus siglas en inglés (Youth Enjoy Science). El programa YES subvenciona a las instituciones para que elaboren estrategias dirigidas a estudiantes jóvenes de poblaciones con poca representación en las carreras científicas (minorías raciales o étnicas, personas con nivel socioeconómico bajo, o personas con discapacidades) a fin de motivar el interés y la participación en la investigación biomédica.

Fue creado por el Centro para Reducir Desigualdades en Salud por Cáncer (CRCHD) del NCI, que apoya y lucha por establecer iniciativas de capacitación y educación desde hace más de 20 años para aumentar la diversidad del personal biomédico. 

YES se concentra no solo en los estudiantes, sino que tiene un enfoque integral que promueve mucho la participación de quienes rodean al estudiante (familiares, maestros y miembros de la comunidad) en las actividades educativas. El propósito es apoyar a los jóvenes con experiencias y antecedentes diversos a medida que inician sus estudios en ciencias biomédicas y animarlos para que visualicen una carrera de investigación del cáncer que es posible y alcanzable. 

Crear diversidad en la fuerza laboral

En el NCI, nuestro mandato es reclutar, capacitar y apoyar a los científicos. El cáncer, con toda probabilidad, continuará siendo un desafío para la ciencia y la salud pública por muchos años más, y es la responsabilidad del NCI asegurar una fuerza laboral con talento y dedicación que supere este desafío a largo plazo. 

Creemos con firmeza que no es posible avanzar sin atraer talento, ideas, creatividad y perspectivas de personas de todos los sexos, razas y orígenes étnicos, capacidades físicas, ubicaciones geográficas y niveles socioeconómicos. Los grupos de población con poca representación en la fuerza laboral son una fuente desaprovechada de talento, cuyo número apenas se aproxima al 10 % de la comunidad científica de investigación en los Estados Unidos. Es claro que aún debemos priorizar el aumento de la diversidad en la fuerza laboral científica para reflejar las características demográficas de nuestro país. 

Aunque en los últimos 20 años aumentó la cantidad de graduados de facultades de medicina en las poblaciones negras o afroamericanas, hispanas o latinas e indígenas americanos o nativos de Alaska, todavía falta representación al tener en cuenta su proporción dentro de la población estadounidense. En los próximos 30 años, se prevé que la mayor parte del crecimiento de la población de los Estados Unidos vendrá de los grupos de minorías raciales o étnicas. Por este motivo, es más importante que nunca mejorar la diversidad del personal de investigación del cáncer y de quienes son cuidadores.

Comenzar a educar temprano sobre la ciencia

La participación de los alumnos de la escuela intermedia, la secundaria y la universidad en los laboratorios de investigación en actividades creativas y de investigación de vanguardia les da oportunidades de aprender habilidades prácticas para la investigación y el desarrollo profesional. La experiencia de trabajar junto a otros investigadores en el laboratorio y observar en forma directa cómo es una carrera de investigación les sirve de inspiración para decidir sobre su futura educación y carrera.

Así se impulsó el comienzo del programa YES. En los primeros 2 años del programa, más de 400 estudiantes con antecedentes diversos participaron en YES. Los estudiantes provenían de ocho universidades: el 29 % eran negros o afroamericanos, el 23 % eran hispanos o latinos y el 26 % eran indígenas americanos. A los 4 años, YES cobró mayor impulso y hay 16 programas en marcha en todo el país.

YES es el subgrupo más nuevo del Paraguas de Formación Continua de Experiencias en Investigación (CURE), una de las iniciativas principales del CRCHD, que se diseñó con el propósito de eliminar la falta de equidad en el personal de investigación biomédica. CURE ofrece oportunidades únicas en el campo de la investigación para la capacitación, mentoría, apoyo y desarrollo profesional a los estudiantes y científicos de grupos con poca representación. La iniciativa los apoya durante los estudios académicos y la carrera de investigación, en particular, durante momentos cruciales de su capacitación y trayectoria profesional.

En especial, CURE se concentra en el problema de la representación escasa de estudiantes y científicos que con frecuencia abandonan la carrera científica (o que nunca la inician) porque no estuvieron expuestos a la investigación del cáncer, no tuvieron oportunidades para participar en esta o no recibieron apoyo para avanzar su carrera. 

Pero para algunos estudiantes, incluso el momento en que están en la secundaria podría ser demasiado tarde para interesarse en la carrera científica. Como los estudiantes más jóvenes están muy arraigados en el entorno familiar, las estrategias tempranas de educación en ciencias también ayuda a que los familiares y las comunidades participen e influyan de forma favorable en la carrera y trayectoria de vida de los jóvenes. Por este motivo, introducir la ciencia desde temprano es aún más fundamental en los grupos de estudiantes con poca representación.

Programa YES en el Instituto Oncológico Huntsman 

El programa PathMaker, que surge de una subvención complementaria del NCI llamada P30 CURE, acepta solicitudes de estudiantes interesados en investigación y medicina que estén en el último año de la secundaria o la universidad que son de minorías raciales o étnicas y están en desventaja económica, en zonas rurales o de frontera a lo largo del estado de Utah y el Este del país. 

Durante la pasantía de 12 semanas de Dominique en el programa PathMaker, trabajó 30 horas semanales en un laboratorio del Huntsman en la investigación del daño y la reparación del ADN en células cancerosas. También recibió mentoría y capacitación individualizada de la investigadora principal, la doctora Srividya Bhaskara. Dominique comentó que el programa PathMaker influyó en su decisión de especializarse en química. Cuando Dominique terminó el programa, la contrataron para trabajar en el laboratorio Bhaskara. 

“En el tiempo que estuve en el programa PathMaker, aprendí a solicitar subvenciones de investigación, crear y mantener una red profesional, diseñar pósters de investigación y muchísimo más”, destacó. El programa también reforzó la importancia de la perseverancia.

“Había empezado a pensar que la ciencia no era para mí”, señaló, “hasta que entendí que el fracaso es parte de la investigación. Fallé y cometí errores en el laboratorio, pero nunca me rendí. Con los fracasos y la lucha continua, aprendí que tengo lo que hace falta para ser investigadora".

El doctor Norman E. Sharpless

Fuente: Institutos Nacionales de la Salud

Esa pasión le ayudó a recibir varios premios y subvenciones, incluso una subvención complementaria de diversidad que los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) otorgan. Una vez que termine su doctorado, Dominique piensa conseguir una licenciatura en Medicina, además de un doctorado en Biología del Cáncer. Al final, su meta es volver a su reserva como profesional médica que integra la cultura y el idioma indígena para mejorar el cuidado de los mayores.

Dominique sueña con comenzar un laboratorio en el pueblo zuñi para abrirle el paso a generaciones futuras de científicos indígenas al exponerlos a la investigación y estimular el interés en las ciencias a una edad temprana. “Decidí que mi meta personal es ser mentora de jóvenes indígenas en su trayectoria de estudios superiores”, subrayó.

Es exactamente el tipo de resultado que se esperaba cuando se creó el programa YES. 

Disminuir las desigualdades en salud al diversificar la fuerza laboral

La falta de igualdad en la atención oncológica y los desenlaces del cáncer en las comunidades que no reciben suficientes servicios son una forma significativa de inequidad e injusticia en este país. Aumentar la diversidad en quienes trabajan en cáncer ayudaría a crear un entorno que permita avanzar en la equidad en salud relacionada con el cáncer.

Dr. Sanya A. Springfield

Doctora Sanya A. Springfield

Directora del Centro para Reducir Desigualdades en Salud por Cáncer

Aprendimos que es más probable que las personas de poblaciones minoritarias consulten a una médica de la misma raza u origen étnico o situación socioeconómica, porque tienen más confianza en quienes comparten antecedentes similares.

También observamos que cuando un médico es de la misma comunidad cultural y habla en el idioma que entiende el paciente, la relación del paciente y el médico es más sólida, mejora el cumplimiento terapéutico y la satisfacción con la atención por parte del paciente, y al final, incluso los resultados para la salud.

Mirada al futuro

La historia de Dominique es uno de muchos ejemplos de la eficacia del programa YES. Cada programa YES es diferente según la institución. Algunas ponen mayor énfasis en ciertas ramas de la ciencia, como la bioinformática, y otras complementan el tiempo de laboratorio e investigación con clases o conferencias, y distintas actividades como sesiones bibliográficas y talleres de desarrollo profesional.

Aunque los hallazgos iniciales son favorables, el NCI también examina los resultados a largo plazo del programa YES para determinar en particular si es eficaz para ayudar a los estudiantes de poblaciones con poca representación a seguir carreras de investigación del cáncer, diversificar la fuerza laboral médica y de investigación y disminuir las desigualdades en salud por cáncer. 

Nos anima y entusiasma el éxito logrado por el programa YES hasta el momento. Pero lo más importante es que nos inspira el talento, el entusiasmo y la determinación que demuestran los participantes de YES, muchos de los cuales afrontaron graves dificultades a lo largo de su vida. Esperamos dar la bienvenida a Dominique y a otras personas como ella a una fuerza laboral de investigación del cáncer que sea más diversa y que refleje mejor a las comunidades a las que presta servicios.

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